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Las flechas gigantes de la ruta del correo | Estados Unidos

Las flechas gigantes de la ruta del correo | Estados Unidos

A principios del año 1900, la manera más rápida para repartir el correo era por ferrocarril, pero había una máquina capaz de viajar más rápido que los trenes, y que era, por supuesto, el avión. Así, en la década de 1920, la Oficina de Correos de Estados Unidos comenzó a experimentar con esta nueva máquina voladora que recientemente fue utilizada con gran éxito en la Primera Guerra Mundial. Hubo, sin embargo, un problema importante: a diferencia de los trenes, que podían circular toda la noche y en cualquier condición climática, los aviones podrían volar solamente durante el día y únicamente cuando el tiempo lo permitiese.

Volar era por aquel todavía un negocio muy arriesgado. El mal tiempo, materiales pobres, aviones viejos y errores de mantenimiento, se encontraban entre las muchas amenazas que los pilotos tuvieron que hacer frente al volar. Otra gran amenaza era que no había GPS, radar ni ningún tipo de instrumento para guiarse. Los pilotos tenían que volar a lo largo del país escogiendo puntos de referencia visibles desde el aire. Esto hizo que volar por la noche fuera imposible. Incluso durante el día, no todas las regiones eran reconocibles, especialmente cuando se volaba por encima de grandes extensiones de desiertos vacíos y repetitivos.


A la Oficina de Correos se le ocurrió una solución: flechas gigantes en el suelo que, literalmente, señalaran la dirección correcta para los pilotos por vía aérea. Cada una de estas flechas tenían entre 15 y 21 metros de diámetro y estaban pintadas de color amarillo brillante. En el centro de cada flecha había una torre de acero de 15 metros de altura, coronada por un faro giratorio.

A las torres se les asignaba un número, y este número se destellaba al piloto cuando se aproximaba. Las flechas se instalaron más o menos a 16 kilómetro de distancia una de otra y cada flecha apuntaba a la siguiente con un número más alto. De esa manera, no importaba la dirección en la que estaban volando, ya que los pilotos podían saber que dirección tomar en cualquier momento para encontrar la flecha siguiente en su camino.

Reconstrucción de una torre de acero sobre una de las flechas.

Por la década de 1930, hasta 1500 flechas con sus respectivas torres se instalaron a lo largo de 18.000 millas (29.000 kilómetros aproximadamente) a través del país. El nuevo sistema de flechas resultó ser bastante útil. Una carta que solía tomar 83 horas para viajar de Nueva York a San Francisco, llegaba a su destino en tan solo 33 horas gracias al sistema de flechas.

Sin embargo, al mismo tiempo, se estaba haciendo un rápido progreso en la tecnología de navegación y radio, por lo que en pocos años el sistema de señales iluminadas quedó obsoleto y fue abandonado en la década de 1940. Después de aquello, algunas torres continuaron operando en capacidades limitadas a mediados de los años 60. El Departamento de Transporte de División Aeronáutica Montana sigue utilizando actualmente alrededor de 19 de estas flechas con torres en las montañas del oeste de Montana.

Durante la Segunda Guerra Mundial, muchas de estas torres de acero fueron desmanteladas para chatarra. Solo unas pocas flechas resisten hoy en día dispersas en el paisaje norteamericano.




Reconstrucción de una torre de acero.

Ruta del correo en Estados Unidos en 1.924 desde Nueva York hasta San Francisco.

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