Menu

Las vallas decoradas con basura | Nueva Zelanda

Las vallas decoradas con basura | Nueva Zelanda

Los neozelandeses tienen una forma única de desechar su basura las cuelgan en vallas. Sostenes, botas, cepillos de dientes, bicicletas, ruedas… todo a lo que se le ha pasado su vida útil se cuelga en masa en las vallas de las carreteras.

Tal vez, la más famosas de estas vallas es la valla de sostenes Bra Cardrona en Central Otago. La peculiar decoración de la valla se descubrió una mañana de 1.999 cuando se encontraron cuatro sostenes de mujeres en una cerca de alambre junto a la carretera y revoloteando al viento. Se rumorea que un grupo de mujeres celebraban el año nuevo en el Hotel Cardrona y después de salir del pub a altas horas de la noche, decidieron quitarse los sostenes y colgarlos en la cerca. Durante las siguientes semanas, el número de sostenes en la valla aumentó constantemente hasta que hubo sesenta más para finales de febrero del año 2.000. A medida que se difundieron las noticias sobre la cerca, comenzaron a aparecer más sostenes. En los años siguientes, el número de sostenes se multiplicó a miles y la valla se convirtió en una atracción turística única que atrajo la atención mundial.

Imagen superior: Kathrin & Stefan Marks/Flickr

Imagen: Shellie/Flickr

Teniendo una gran popularidad, la valla también comenzó a atraer a aquellas personas a las que no les parecía bien la idea, quienes pensaban que la exhibición descarada de ropa interior en una vía pública era una vergüenza y una monstruosidad. Así, grupos de personas anónimas comenzaron a atacar la valla y los sostenes fueron arrancados en numerosas ocasiones. Sin embargo, cada vez que esta sucedía, más y más sostenes se ponían en las vallas.

En los últimos años, la valla se ha utilizado para recaudar dinero para la asociación Breast Cancer Foundation para el cáncer de mama a través de donaciones hechas por turistas en un “caja de caridad” de color rosa en la valla.

Imagen: Ian Mackenzie/Flickr

Imagen: Michael Whitney/Flickr

La valla de cepillos de dientes se encuentra en una tranquila carretera rural en Te Pahu, aproximadamente a media hora de Hamilton. La valla de la carretera está decorada con cientos de cepillos de dientes de colores vivos. El creador de esta atracción de Te Pahu es un local llamado Graeme Cairns. Al principio, la valla creció lentamente, mientras amigos y visitantes añadían sus propios cepillos. Pero a medida que su fama se extendió, la gente comenzó a donar sus cepillos usados y llegaron desde todo el país, incluso desde el extranjero. El cepillo de dientes de Helen Clark, el ex primer ministro de Nueva Zelanda, también se encuentra allí.

Imagen: KiwiPatPhooey/Flickr

Imagen: Peter Yersin/Flickr

Muchos neozelandeses les encanta decorar sus vallas con chancletas, a las que llaman “jandal”. El nombre es en realidad una marca registrada por Morris Yock, quien se dice que patentó el famoso diseño. Pero existe una disputa sobre quién llevó el diseño a Nueva Zelanda.

Según la familia Yock, Morris Yock se inspiró en un calzado que había visto en Japón, y comenzó a fabricar esta sencilla sandalia de goma en su garaje en 1.957. Pero la familia de John Cowie afirma que fue el Sr. Cowie quien introdujo el calzado desde Japón a finales de la década de 1.940, acuñando el nombre ‘jandal’ en el proceso. Se cree que Yock solo importó los jandals y solicitó la marca comercial.

Independientemente de quién lo introdujo, los jandals son ahora un ícono nacional en Nueva Zelanda.

Imagen: Justine Sanderson/Flickr

Imagen: rew Mackie/Flickr

Imagen: Brandon Koger/Flickr

Imagen: Nic Porter/Flickr


Imagen: Gorgeous with Attitude

Imagen: Gorgeous with Attitude

Imagen: GPS 56/Flickr

Imagen: GPS 56/Flickr

Imagen: Gorgeous with Attitude

Imagen: Benjamin Ho/Flickr

Imagen: Benjamin Ho/Flickr

Imagen: lionsclubs.org.nz

Este muro de hormigón en Eltham, en la ciudad central de Taranaki, está compuesto con cientos de figuritas para niños. El muro fue creado por la residente local Fay Young en 1.997, cuando encontró el coche de juguete de un niño fuera de su casa. Fay colocó el coche sobre una valla de cemento para que el niño lo encontrara. Pasaron los días y nadie reclamó el juguete, el cual se caía una y otra vez, por lo que Fay decidió pegarlo al muro. Después de aquello, otros niños le pidieron que añadiera sus juguetes a la pared. Hoy el muro tiene 20 metros de largo llenos de figuritas infantiles.

Imagen: onsclubs.org.nz

Comparte esto: