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El cementerio de autos de Kyrkö | Suecia

Cementerio de autos de Kyrkö | Suecia

Una turbera en el sur de Suecia ofrece un hogar acogedor y fotogénico para Volvos desechados, Saabs y algún que otro musculo estadounidense.

Tal vez fueron los activistas culturales los que salvaron este “cementerio de autos” sueco, o tal vez fueron los lugareños quienes lo defendieron. También puede que fuese el Concejo Municipal, que quiso preservar el valor de la decadencia conmovedora y fotogénica de los viejos Saab y Volvos. O tal vez fue un simple temporal.

Imagen superior: Arvid Björkqvist/flickr

Imagen: KrolopFoto.de/flickr

La historia del cementerio de automóviles de Kyrkö comienza con Åke Danielsson, quien vivía en el pueblo de Ryd, en el sur de Suecia. En 1935 compró un pedazo de turbera forestal, donde cosechó combustible natural y fertilizante a mano. A medida que crecía la demanda, “Åke on the Bog” aumentó la producción construyéndose una trituradora de turba utilizando viejos motores de automóviles.

Con los años de la posguerra llegó el auge en la propiedad de automóviles y los viejos vehículos del pueblo de Ryd eran a menudo abandonados en el bosque circundante. Åke comenzó a juntarlos y, sin conocimientos en motores o mecánica automotriz (ni siquiera tenía carnet de conducir), aprendió todo lo que pudo de los viejos automóviles. Se apoderó de un pequeño negocio secundario de piezas de repuesto y pronto creó su propio “patio de chatarra”. El negocio de las piezas superó a la turba. La colección creció hasta 1974, año en que Åke compró su último automóvil.

Imagen: Susanne Nilsson/flickr

Con el tiempo, las carrocerías vacías adquirieron una vida estética propia, atrayendo a turistas y fotógrafos. Y a pesar de que Åke había sido muy consciente del riesgo de contaminación de su turbera, siendo cuidadoso al eliminar siempre el gas, el aceite y las baterías, el Ayuntamiento de la ciudad no estaba muy a favor de su colección de autos viejos. Decidieron que los automóviles debían ser enviados a un sitio de reciclaje autorizado, imponiendo una multa si no se había hecho antes de la fecha límite, la cual se estableció en noviembre de 1998.

Imagen: GregoireC - www.gregoirec.com/flickr

Fue entonces cuando un fuerte temporal azotó al vecindario y el plan de reciclaje de los vehículos tuvo que ser pospuesto, lo que les dio a los seguidores de Åke un valioso tiempo para contemplar una última vez los abandonados autos. Todo tipo de personas se unieron a la defensa de Åke, incluidos periodistas, fotógrafos e incluso el director del Museo de Småland en la cercana Växjö. Las voces de apoyo ganaron y se emitió un permiso de 49 años para la conservación del “cementerio de autos”.

Åke Danielsson falleció en el año 2.000, pero no antes de ver su “montón de chatarra” salvado. Lo que sucederá después del año 2047 es una incógnita, pero este rincón de fotogénica chatarra a día de hoy está a salvo. Al menos por el momento.

Imagen: Susanne Nilsson/flickr

Imagen: KrolopFoto.de/flickr

Imagen: Arvid Björkqvist/flickr

Imagen: Arvid Björkqvist/flickr

Imagen: Henrik Hulander/flickr

Imagen: Arvid Björkqvist/flickr

Imagen: KrolopFoto.de/flickr

Imagen: maaddin/flickr

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